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50 años de la música en Cuba

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26/1/09

50 años de la música en Cuba

Medio siglo de música en Cuba es una rica historia que hay que contar; sobre todo si se trata del país de más ritmos en el planeta, la meca de los tumbaos, montunos, mambos, estribillos y la sabrosura tropical.

Alejo Carpentier hablaba de dos músicas hegemónicas en el mundo: El Jazz con su riqueza armónica, fruto africano y de muchas culturas europeas y caribeñas. Y la música cubana con su abundancia de variables tímbricas y sonoras; fruto de cinco siglos de encuentros, síntesis y fecundaciones entre fabulosas culturas: Europa (en especial España), África, China y América. En todos estos años se han creado muchos ritmos, modos y estilos. Los bailes y nuevos pasillos aparecen todos los días, los ritmos no se crean ta menudo en el mundo, uno sólo puede revolucionar al planeta entero: por ejemplo: el mambo, el cha cha chá, samba, el merengue, la habanera, la conga, la rumba, el son, el samba, el jazz ...

Pero en Cuba no sólo se crearon atractivos ritmos, también aparecieron como por arte de magia, cientos de músicos, cantantes y compositores. Las grandes músicas arrastran y producen artistas no menos importantes. Remolino trae remolino, la música trae la música.

Cuando llega la Revolución el 1 de enero de 1959, comenzaba la moda de la Pachanga, un cañonazo a caballo entre dos épocas. Gabriel García Márquez redacta que “Cuba era una gran pachanga”. Todo empieza a cambiar; se crea la Orquesta Sinfónica Nacional, Juan Almeida graba “La Lupe”, Benny Moré participa en “Cuba canta y baila”, se escuchan Tejedor, La Lupe en la Red, Los Hermanos Bermúdez, se unen nuevamente Cuní y Chapottín, aparece Freddy, Frank Domínguez, Rolando Laserie con Ernesto Duarte, Luis Donald, Barroso “Tiene sabor” con la sensación, la Aragón en Radio Progreso, Melodías del 40, Neno González, Chapottín y sus Estrellas, Fernando Álvarez, Celeste Mendoza, Vilma Valle Gina León en el capri, Sarita Montiel quiere volver a Cuba, La Sonora Matancera. Calientan los motores Ñico Membiela, Orlando Contreras y Blanca Rosa Gil. Triunfa en Perú, Lucho Gatica en el Hit Parade internacional, llega la película “La vuelta al mundo en 80 días, intervienen la disquera Panart, tiempo después sería la EGREM.

Cuando aparecen Los Beatles en el panorama mundial, en Santiago de Cuba ¡no os asombreis de nada!, Enrique Bonne (rey del ritmo pilón), en la euforia de las fiestas de la Revolución, en 1961, concibe armar un ejército de tambores, compuesto por unos 50 instrumentistas, introduciendo en los espectáculos la conga santiaguera, presentándose en La Habana, en los carnavales y en el teatro Chaplin –ahora Carlos Marx-; posteriormente lo hace en el cabaret Tropicana.

Por La Habana otro gran loco, Pedro Izquierdo (Pello el Afrokán), en 1963 inventa el ritmo Mozambique, una explosión de popularidad un poco controvertida que influiría, desde el punto de vista percutivo, en las agrupaciones futuras, en lo que después llamaríamos timba. En ese mismo año, en plena Beetlemanía, fallece el Rey Benny Moré, símbolo de la música cubana. El cantante de la Aragón, Pepe Olmo, declara que terminó una era musical, “después comenzó otra cosa”.

Esta década de 1960 está signada por el Teatro Musical de La Habana (Alfonso Arau, Leo Brouwer, Chucho Valdés, Tony Taño, Bobby Carcassés). Los cuartetos vocales tienen un buen momento con Las D´Aida (1952), Los Bucaneros (1960), Meme Solís (1960), Los Zafiros (1962) y una cohorte de agrupaciones vocales que llegan a las tres decenas.

Las circunstancias hacen que Juan Formell se una a la orquesta de Revé, crean una mezcla arrebatada llamada “Changuí-Shake”, verdadero estallido de popularidad. “Eso no había Dios que lo explicara”, expresó jocosamente Formell a la revista Cuba Internacional. Juanito hace tienda aparte, se lleva a buena cantidad de la tropa de Revé, se forma la gorda y se crean Los Van Van, con el apoyo de Julio Bidopia, Director de Música del CNC –en plenos preparativos de la “Zafra del 70” diciembre de 1969, Los Van Van con el ritmo “Songo”, lanzan una nueva música donde se renueva todo, lo cubano soneado y yoruba se bate con el pop español (yeyé/ go-go). Sigue la avalancha del rock de los seguidores de Los Beatles y el Pop.

En los dominios del jazz latinizado continúan las descargas con el Club Cubano de Jazz, los pequeños club habaneros: Felipe Dulzaides, Peruchín, Leonardo Acosta, Armandito Zequeira, Walfredo Reyes, el gurú Armando Romeu, el mismo que organiza la Orquesta Cubana de Música Moderna en 1967 con un Todos Estrellas de la música. El feeling tiene un nuevo aire en el Pico Blanco y el Gato Tuerto, inventado por Felito Ayón, el Sherezada, en algunos de estos recintos cantaban Portillo de la Luz, José A. Méndez, Elena, Omara, Pacho Alonso y demás acólitos.

La llamada Nueva Trova, heredera de la Nueva Canción -iniciada por Carlos Puebla- se gesta con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y muchos seguidores, se integran con Leo Brouwer al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. La pléyade de trovadores sitúan la canción comprometida, intelectual en la cúspide. Por su parte, Leo Brouwer se proyecta como el máximo compositor de guitarra contemporánea y comienza a popularizar el concierto con temas de Los Beatles y presentaciones unido a Los Irakere en el teatro Carlos Marx.

Antes de finalizar la década de 1960, justo en 1967 se organiza el Festival de la Canción Popular de Varadero. En 1970, en un momento de veleidades musicales llega a Cuba una oleada de artistas de medio mundo: grupos del pop español: Los Mustang, Los Ángeles, Los Bravos (tuvieron un accidente) y Julio Iglesias que no pudo venir, pero mostró admiración por nuestro pueblo. Eva Pilarova, Karel Goth de Checoslovaquia, Eva Mazicova de la URSS, Massiel de España, Silvana di Lorenzo, Rita Pavone, Sergio Endrigo de Italia. Rosalía, Massiel/ Raymon/ Luis Llach/ Luis Gardey (España)/ Karel Goth/ Jerry Williams (Hollanda)/Erika Leichter (Austria)/ Lily Castells (Bélgica)/ Orquesta Balkantón (Bulgaria)/ Yordanka Jrístova/ Biser Kirof/ (Bulgaria)/ Angel Parra (Chile)/ Catherine Ribeiro (Francia)/ Francois Degueit (Francia)/ Jennie Marden (Inglaterra) Los Dick (Italia)/ Takahiro Kawada (Japón)/Oscar Chávez (México)/ Edita Pieja (URSS).

Lo más resonante de las agrupaciones, en la década de 1970 fue la creación, en abril de 1973 de la orquesta Irakere de Chucho Valdés, que redime el latin jazz (cubano). Chucho funde lo afrocubano con sus tambores batá, el jazz, lo electrónico de su tiempo y el empuje de la conga y la rumba. La Orquesta Cubana de Música Moderna y Los Irakere llegaron a ser verdaderos conservatorios de música moderna.

En esa etapa florecen Los Dada, Los Barba, Almas vertiginosas grupos rockeros juveniles. Muchos de ellos animan las fiestas de quince (ten ages) de Cuba. Por la vía bailable: Los Reyes 73 con el Lele rumbeando, Los Latinos con Ricardito “Te digo ahorita”, La Monumental (El mechón, El majá), Rumbavana, La Ritmo Oriental (Ritmo Azúcar). Hasta que en 1978 aparece Adalberto Álvarez con el conjunto Son 14, una renovación del son orientado hacia la salsa latina, con más velocidad y nuevos arreglos armónicos. Comenzaba una nueva era del son cubano moderno.

El preludio del Boom de la salsa cubana se inicia en 1980 con la renovación del Charangón de Revé y la alianza del pianista Juan Carlos Alfonso, con nuevas orquestaciones y creaciones, producen la explosión del Charangón (1984-1988), en 1988 Juan Carlos Alfonso decide fundar el grupo Dan Den con mayor modernidad juvenil. La Charanga Habanera (con violines) viajan a Montecarlos. El loco sublime José Luis Cortés forma NG La Banda, comienza la leyenda. “La bomba atómica” de la timba caliente –invento cubano y nada más-.

Para noviembre de 1989 (fecha trascendental en el mundo) realizan la “Gira por los Barrios Habaneros”, imponen un nuevo concepto, sonido, timbre y estilo, el Boom de la salsa y la timba cubana que causó más revuelo que la llegada de la luz eléctrica a la capital cien años atrás. Aparecen decenas de bandas: Paulo FG, Manolito Simonet, la remodelada Charanga Habanera, Bamboleo, Michel Maza, Yumurí, Bonne, Arnaldo, Colé Colé, El Clan y muchas orquestas femeninas. La lista es larga y muchos de ellos ya han desaparecido. A diferencia de la década de 1980, en la que solamente brillaban Adalberto y su Son, Los Van Van con su Buey cansao, y Los Irakere que ya había perdido dos de sus máximas estrellas. En la década de 1990 la explosión de agrupaciones es inédita. Cada día aparece una nueva banda y cientos de músicos salidos de la alta escuela y de la tradición oral, que en Cuba no muere, en las rumbas y congas de carnavales.

En los confines del milenio, mágicamente renace la vieja trova y el son con la orquesta Afro Cuban All Stars, y el disco Buena Vista Social Club, un fenómeno de popularidad con el líder Compay Segundo, a la vanguardia, lo sigue Ibrahím Ferrer, Eliades Ochoa y muchas estrellas instrumentales. Una música rústica, verdadera, sin el “buen gusto”, ni la estética decadente del italiano Gabriel D´Anuncio. Esto era la música de las montañas cubanas, de los bateyes, de los barrios, de los talleres y el polvo de las calles. Todo con sabor a azúcar, tabaco y ron, a lo cubano, como dirían Los Orishas.
50 AÑOS DE MÚSICA en Cuba
POR RAFAEL LAM

Medio siglo de música en Cuba es una rica historia que hay que contar; sobre todo si se trata del país de más ritmos en el planeta, la meca de los tumbaos, montunos, mambos, estribillos y la sabrosura tropical.

Alejo Carpentier hablaba de dos músicas hegemónicas en el mundo: El Jazz con su riqueza armónica, fruto africano y de muchas culturas europeas y caribeñas. Y la música cubana con su abundancia de variables tímbricas y sonoras; fruto de cinco siglos de encuentros, síntesis y fecundaciones entre fabulosas culturas: Europa (en especial España), África, China y América. En todos estos años se han creado muchos ritmos, modos y estilos. Los bailes y nuevos pasillos aparecen todos los días, los ritmos no se crean ta menudo en el mundo, uno sólo puede revolucionar al planeta entero: por ejemplo: el mambo, el cha cha chá, samba, el merengue, la habanera, la conga, la rumba, el son, el samba, el jazz ...

Pero en Cuba no sólo se crearon atractivos ritmos, también aparecieron como por arte de magia, cientos de músicos, cantantes y compositores. Las grandes músicas arrastran y producen artistas no menos importantes. Remolino trae remolino, la música trae la música.

Cuando llega la Revolución el 1 de enero de 1959, comenzaba la moda de la Pachanga, un cañonazo a caballo entre dos épocas. Gabriel García Márquez redacta que “Cuba era una gran pachanga”. Todo empieza a cambiar; se crea la Orquesta Sinfónica Nacional, Juan Almeida graba “La Lupe”, Benny Moré participa en “Cuba canta y baila”, se escuchan Tejedor, La Lupe en la Red, Los Hermanos Bermúdez, se unen nuevamente Cuní y Chapottín, aparece Freddy, Frank Domínguez, Rolando Laserie con Ernesto Duarte, Luis Donald, Barroso “Tiene sabor” con la sensación, la Aragón en Radio Progreso, Melodías del 40, Neno González, Chapottín y sus Estrellas, Fernando Álvarez, Celeste Mendoza, Vilma Valle Gina León en el capri, Sarita Montiel quiere volver a Cuba, La Sonora Matancera. Calientan los motores Ñico Membiela, Orlando Contreras y Blanca Rosa Gil. Triunfa en Perú, Lucho Gatica en el Hit Parade internacional, llega la película “La vuelta al mundo en 80 días, intervienen la disquera Panart, tiempo después sería la EGREM.

Cuando aparecen Los Beatles en el panorama mundial, en Santiago de Cuba ¡no os asombreis de nada!, Enrique Bonne (rey del ritmo pilón), en la euforia de las fiestas de la Revolución, en 1961, concibe armar un ejército de tambores, compuesto por unos 50 instrumentistas, introduciendo en los espectáculos la conga santiaguera, presentándose en La Habana, en los carnavales y en el teatro Chaplin –ahora Carlos Marx-; posteriormente lo hace en el cabaret Tropicana.

Por La Habana otro gran loco, Pedro Izquierdo (Pello el Afrokán), en 1963 inventa el ritmo Mozambique, una explosión de popularidad un poco controvertida que influiría, desde el punto de vista percutivo, en las agrupaciones futuras, en lo que después llamaríamos timba. En ese mismo año, en plena Beetlemanía, fallece el Rey Benny Moré, símbolo de la música cubana. El cantante de la Aragón, Pepe Olmo, declara que terminó una era musical, “después comenzó otra cosa”.

Esta década de 1960 está signada por el Teatro Musical de La Habana (Alfonso Arau, Leo Brouwer, Chucho Valdés, Tony Taño, Bobby Carcassés). Los cuartetos vocales tienen un buen momento con Las D´Aida (1952), Los Bucaneros (1960), Meme Solís (1960), Los Zafiros (1962) y una cohorte de agrupaciones vocales que llegan a las tres decenas.

Las circunstancias hacen que Juan Formell se una a la orquesta de Revé, crean una mezcla arrebatada llamada “Changuí-Shake”, verdadero estallido de popularidad. “Eso no había Dios que lo explicara”, expresó jocosamente Formell a la revista Cuba Internacional. Juanito hace tienda aparte, se lleva a buena cantidad de la tropa de Revé, se forma la gorda y se crean Los Van Van, con el apoyo de Julio Bidopia, Director de Música del CNC –en plenos preparativos de la “Zafra del 70” diciembre de 1969, Los Van Van con el ritmo “Songo”, lanzan una nueva música donde se renueva todo, lo cubano soneado y yoruba se bate con el pop español (yeyé/ go-go). Sigue la avalancha del rock de los seguidores de Los Beatles y el Pop.

En los dominios del jazz latinizado continúan las descargas con el Club Cubano de Jazz, los pequeños club habaneros: Felipe Dulzaides, Peruchín, Leonardo Acosta, Armandito Zequeira, Walfredo Reyes, el gurú Armando Romeu, el mismo que organiza la Orquesta Cubana de Música Moderna en 1967 con un Todos Estrellas de la música. El feeling tiene un nuevo aire en el Pico Blanco y el Gato Tuerto, inventado por Felito Ayón, el Sherezada, en algunos de estos recintos cantaban Portillo de la Luz, José A. Méndez, Elena, Omara, Pacho Alonso y demás acólitos.

La llamada Nueva Trova, heredera de la Nueva Canción -iniciada por Carlos Puebla- se gesta con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y muchos seguidores, se integran con Leo Brouwer al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. La pléyade de trovadores sitúan la canción comprometida, intelectual en la cúspide. Por su parte, Leo Brouwer se proyecta como el máximo compositor de guitarra contemporánea y comienza a popularizar el concierto con temas de Los Beatles y presentaciones unido a Los Irakere en el teatro Carlos Marx.

Antes de finalizar la década de 1960, justo en 1967 se organiza el Festival de la Canción Popular de Varadero. En 1970, en un momento de veleidades musicales llega a Cuba una oleada de artistas de medio mundo: grupos del pop español: Los Mustang, Los Ángeles, Los Bravos (tuvieron un accidente) y Julio Iglesias que no pudo venir, pero mostró admiración por nuestro pueblo. Eva Pilarova, Karel Goth de Checoslovaquia, Eva Mazicova de la URSS, Massiel de España, Silvana di Lorenzo, Rita Pavone, Sergio Endrigo de Italia. Rosalía, Massiel/ Raymon/ Luis Llach/ Luis Gardey (España)/ Karel Goth/ Jerry Williams (Hollanda)/Erika Leichter (Austria)/ Lily Castells (Bélgica)/ Orquesta Balkantón (Bulgaria)/ Yordanka Jrístova/ Biser Kirof/ (Bulgaria)/ Angel Parra (Chile)/ Catherine Ribeiro (Francia)/ Francois Degueit (Francia)/ Jennie Marden (Inglaterra) Los Dick (Italia)/ Takahiro Kawada (Japón)/Oscar Chávez (México)/ Edita Pieja (URSS).

Lo más resonante de las agrupaciones, en la década de 1970 fue la creación, en abril de 1973 de la orquesta Irakere de Chucho Valdés, que redime el latin jazz (cubano). Chucho funde lo afrocubano con sus tambores batá, el jazz, lo electrónico de su tiempo y el empuje de la conga y la rumba. La Orquesta Cubana de Música Moderna y Los Irakere llegaron a ser verdaderos conservatorios de música moderna.

En esa etapa florecen Los Dada, Los Barba, Almas vertiginosas grupos rockeros juveniles. Muchos de ellos animan las fiestas de quince (ten ages) de Cuba. Por la vía bailable: Los Reyes 73 con el Lele rumbeando, Los Latinos con Ricardito “Te digo ahorita”, La Monumental (El mechón, El majá), Rumbavana, La Ritmo Oriental (Ritmo Azúcar). Hasta que en 1978 aparece Adalberto Álvarez con el conjunto Son 14, una renovación del son orientado hacia la salsa latina, con más velocidad y nuevos arreglos armónicos. Comenzaba una nueva era del son cubano moderno.

El preludio del Boom de la salsa cubana se inicia en 1980 con la renovación del Charangón de Revé y la alianza del pianista Juan Carlos Alfonso, con nuevas orquestaciones y creaciones, producen la explosión del Charangón (1984-1988), en 1988 Juan Carlos Alfonso decide fundar el grupo Dan Den con mayor modernidad juvenil. La Charanga Habanera (con violines) viajan a Montecarlos. El loco sublime José Luis Cortés forma NG La Banda, comienza la leyenda. “La bomba atómica” de la timba caliente –invento cubano y nada más-.

Para noviembre de 1989 (fecha trascendental en el mundo) realizan la “Gira por los Barrios Habaneros”, imponen un nuevo concepto, sonido, timbre y estilo, el Boom de la salsa y la timba cubana que causó más revuelo que la llegada de la luz eléctrica a la capital cien años atrás. Aparecen decenas de bandas: Paulo FG, Manolito Simonet, la remodelada Charanga Habanera, Bamboleo, Michel Maza, Yumurí, Bonne, Arnaldo, Colé Colé, El Clan y muchas orquestas femeninas. La lista es larga y muchos de ellos ya han desaparecido. A diferencia de la década de 1980, en la que solamente brillaban Adalberto y su Son, Los Van Van con su Buey cansao, y Los Irakere que ya había perdido dos de sus máximas estrellas. En la década de 1990 la explosión de agrupaciones es inédita. Cada día aparece una nueva banda y cientos de músicos salidos de la alta escuela y de la tradición oral, que en Cuba no muere, en las rumbas y congas de carnavales.

En los confines del milenio, mágicamente renace la vieja trova y el son con la orquesta Afro Cuban All Stars, y el disco Buena Vista Social Club, un fenómeno de popularidad con el líder Compay Segundo, a la vanguardia, lo sigue Ibrahím Ferrer, Eliades Ochoa y muchas estrellas instrumentales. Una música rústica, verdadera, sin el “buen gusto”, ni la estética decadente del italiano Gabriel D´Anuncio. Esto era la música de las montañas cubanas, de los bateyes, de los barrios, de los talleres y el polvo de las calles. Todo con sabor a azúcar, tabaco y ron, a lo cubano, como dirían Los Orishas.

La juventud va inventando una nueva música que llaman interactiva o alternativa, con Robertico Carcassés al frente. El despegue del grupo Habana Abierta con Kelvis Ochoa a la cabeza, fundiendo la trova con la salsa-timbeada, y los temas más modernos. En el campo del rap aparecen grupos de impacto como los propios Orishas que ya son clásicos en Europa y no deja de crearse un reguetón al estilo nacional.

En los nuevos tiempos se habla de una música de fusión, parecido a la década de 1960. Portillo de la Luz dice que se trata de una música sin fisonomía propia. Las culturas tienen que asentarse. En la historia del arte hay zic zac, algunos para bien y otros como experimentos locos que, al decir de Silvio Rodríguez, tienen su “desague”. El tiempo lo sitúa todo en su lugar, solamente esperar.
En estos 50 años se han creado festivales musicales de habaneras, danzón, bolero, son y el Festival de Varadero. Falta un Festival Mundial de la salsa, en la meca de los ritmos de América.

La música cubana se sigue fecundando constantemente, se enriquece manteniéndose rica, viva y universal. Cuenta con el máximo yacimiento de variables tímbricas. Esto nos mantiene en la cima mundial de la cultura. Se trata de una música de fundamento y de fundación “de buen tiempo”, como decían los griegos de la antigüedad.


La juventud va inventando una nueva música que llaman interactiva o alternativa, con Robertico Carcassés al frente. El despegue del grupo Habana Abierta con Kelvis Ochoa a la cabeza, fundiendo la trova con la salsa-timbeada, y los temas más modernos. En el campo del rap aparecen grupos de impacto como los propios Orishas que ya son clásicos en Europa y no deja de crearse un reguetón al estilo nacional.

En los nuevos tiempos se habla de una música de fusión, parecido a la década de 1960. Portillo de la Luz dice que se trata de una música sin fisonomía propia. Las culturas tienen que asentarse. En la historia del arte hay zic zac, algunos para bien y otros como experimentos locos que, al decir de Silvio Rodríguez, tienen su “desague”. El tiempo lo sitúa todo en su lugar, solamente esperar.
En estos 50 años se han creado festivales musicales de habaneras, danzón, bolero, son y el Festival de Varadero. Falta un Festival Mundial de la salsa, en la meca de los ritmos de América.

La música cubana se sigue fecundando constantemente, se enriquece manteniéndose rica, viva y universal. Cuenta con el máximo yacimiento de variables tímbricas. Esto nos mantiene en la cima mundial de la cultura. Se trata de una música de fundamento y de fundación “de buen tiempo”, como decían los griegos de la antigüedad.

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