
Si existe la salsa como uno de los géneros musicales más influyentes del mundo hoy día, se debe justamente a su luz larga, a su talento de músico y empresario.
La salsa es una marca, gracias al talento de catcher de Johnny Pacheco para recibir la bola lanzada por un locutor venezolano que ya casi nadie recuerda.
Pacheco reconoce que la salsa es, en esencia, música cubana. Pero su grandeza está en haber sabido combinar las dosis exactas de uno y otro ritmo del Caribe, para conformar una mezcla explosiva, brillante, nuestra, con la cual juntos todos, dominicanos, puertorriqueños, cubanos, colombianos, venezolanos, panameños, etc, le hemos dado la vuelta al mundo.
Johnny Pacheco, deudor como flautista de Richard Egües, Fajardo y Arcaño es, -como si eso fuera poco-, el creador, junto a Jerry Masucci, de una de las agrupaciones más trascendentes del mundo salsero, la mítica Fania All Stars, y fue quien durante años respaldó con arreglos y dirección musical a quien fuera la Reina de la Salsa, doña Celia Cruz.
Allí, adonde no ha llegado ningún otro artista dominicano de los tantos trascendentes que han poblado y pueblan esta media isla, ha llegado Johnny Pacheco, conocido en todos los continentes: desde África, donde electrizó en la década del 70 desde Zaire con la Fania, hasta Japón, Australia, toda Europa y todo el continente americano.
¿A qué más puede aspirar un artista dominicano?
Johnny Pacheco prestigia al Soberano de los Casandra. Que no pase de este año, lo dicta la cordura.
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