
Cabrera indica que permitir la presencia de Santos en el Casandra no dependía de él sino de terceros a quienes ya había vendido fechas para presentaciones en algunas ciudades de la nación norteamericana y estos se negaron a posponerlas.
Explica que en ese sentido hizo todo lo posible para que el popular bachatero pudiera viajar a Santo Domingo y luego regresar a Nueva York para continuar la gira, “pero me advirtieron que tanto Antony como yo podíamos enfrentar represalias legales si les cancelaba esos bailes”.
Refiere que ciertamente conversó con Marivell Contreras y Aidita Selman, presidenta de Acroarte y productora del Casandra, respectivamente, quienes lo llamaron para que intercediera a fin de que Santos cantara en el Casandra.
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