
En 1895 Sindo Garay se encuentra con “La Dorila”, el bolero dominicano escrito por Alberto Vásquez, que fue grabado como bolero por una disquera inglesa en 1905.
“En algunos documentos aparece como “Dorila” y en otros como “La Dorila”, pero su contenido es el mismo. Posteriormente, fue grabado --en 1906-- el bolero “Tristeza”, de Pepe Sánchez, según los registros de la época.
“Este fue el primer bolero que se grabó comercialmente, pudo haber sido una criolla, pero en los datos de la compañía aparece como un bolero. A partir de entonces, los estudios ingleses siguieron haciendo grabaciones, creciendo significativamente la cantidad de boleros que se grababan”, dijo.
Esta afirmación del creador de la Fundación Musicalia, en Puerto Rico, y autor de numerosos libros que registran sus investigaciones de América Latina y el Caribe, ha colaborado además con diccionarios musicales de distintos países.
Algunos investigadores que asistieron al Centro León el pasado fin de semana aseguraron que...
...las consideraciones de Ayala son un aporte “significativo” para el esclarecimiento del origen del bolero y sus primeros registros. Díaz Ayala soltó su “bomba” teórica durante su participación en el Tercer Congreso Música, Identidad y Cultura en el Caribe, donde expuso con el tema “Apuntes para una discografía del bolero”.
Lecuona y Luis Rivera. Díaz Ayala también afirmó que el destacado compositor cubano Ernesto Lecuona confió en el dominicano Luis Rivera, esposo de Casandra Damirón, la revisión de sus más importantes obras que son un aporte a la música latinoamericana.
“Lecuona confió a Luis Rivera una labor delicada, que requería de mucha confianza y de muchos conocimientos musicales. Rivera revisaba todo lo concerniente a errores, ajustes de compases, detalles armónicos, lo cual es un trabajo acucioso que sólo se puede dejar en manos de una persona muy confiable”, comentó.
Bolerísimo. Y qué mejor manera para clausurar el tercer congreso que celebran en colaboración con la Secretaría de Cultura, el Centro León y el Instituto de Estudios Caribeños (Inec), que a punta de un concierto que entregó un filón de canciones clásicas del bolero dominicano, es decir, obras escritas por nuestros autores.
Por el escenario desfilaron artistas de la “vieja guardia”, como Francis Santana, Sonia Silvestre, Maridalia Hernández, Jackeline Estévez, Patricia Pereyra y Camboy Estévez.
Éstos se ganaron sus merecidas ovaciones, en tanto que los representantes de la nueva generación, Cristal Marie, Vicente García y Marel Alemany, entraron en contacto con un género desconocido para ellos, por lo menos en lo que se refiere a interpretarlo ante un Gran Teatro del Cibao.
El MIC III terminó el domingo, con una divertida sesión de testimonios a cargo de Omara Portuondo, Olga Guillot y José Feliciano. Para el 2011 se dejó abierta la convocatoria del MIC IV, que estará dedicado al jazz.
Edición popular de libro
La Compañía Dominicana de Teléfonos puso en circulación el sexto volumen de la Colección Popular Codetel, El bolero, visiones y perfiles de una pasión dominicana, en el marco de la celebración del congreso musical.
La obra, escrita por Marcio Veloz Maggiolo, Pedro Delgado Malagón y José del Castillo, ofrece una detallada evaluación histórica del género, tendente a rescatar nuestros valores, a la investigación y a la elevación del nivel cultural de la población.
El libro es una descripción ensoñadora de los alcances, la trascendencia y la magia del bolero, como esencia de vida, como vigencia de amor, como parte de la trayectoria vital de la canción romántica en el Caribe.
La obra se divide en tres partes: “Ecosistema del bolero dominicano”, “Hitos del bolero dominicano, una visión apasionada” y “Perfiles del bolero dominicano”. La primera edición de la obra se publicó en el 2004.
Acercamiento
Su enemistad, que se prolongó por más de 50 años, ya es cosa del pasado.
Entre Omara Portuondo y “La Temperamental” Olga Guillot se dio un “junte” para la historia, porque estas dos destacadas artistas, no solo del bolero sino de muchísimos otros estilos musicales, tuvieron la oportunidad hasta de cantar juntas, la noche del viernes, y a partir de ese momento se prodigaron elogios mutuamente.
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